sábado, 31 de octubre de 2009


Mil veces acaricie su lomo; mil veces, esos ojitos amarillos, me miraron con ternura y con la fuerza única de ese pequeño cuerpecito blanco y negro.
Hoy todo ha terminado. Su fuerza, su cariño, sus ruiditos, su nariz friecita y húmeda, sus esponjitas de deditos… su presencia. Hoy el espacio en esa cama está vacío a su vasito con agua nadie acude, su platito en la mesa, su tina con aserrín, las sentadas incomodas por que ella quería ese sitio, todo, todo, está vacío. Su ausencia es como una mentira, aún siento que camino con el cuidado inconciente de saberla en mis pasos. Ya no hay nadie que con un miau me decida ir a dormir, ya no tendré cuidado en mover mi cuerpo por las noches por no fastidiar su sueño, ya no estará su presencia a mi lado cada vez que despierte atormentada por un sueño, ya no acariciaré más ese cuerpecito infladito, cuerpito que las dos últimas semanas no era ni sombra de lo que fue.
Hoy se ha ido para siempre su presencia. Esa boquita rosadita, se volvió blanca, esos ojos amarillos, eran como un vidrio sin reflejo, esas manitas inquietas quedaron ligeramente arqueadas y sus piececitos movedizos yacían juntitos y tan terriblemente quietos.
Te has ido niña bonita y no sólo hay un vacío en toda la casa, sino que todo ese vacío se ha quedado estancado en este corazón. Sin embargo, así con el corazón detenido se me dibuja una sonrisa húmeda que me recuerda tu presencia.

lunes, 26 de octubre de 2009

Pupila...pupila

Sentada con los ojos pegados a esas zapatillas. Brazo recogido, infinito transporte, deseo inigualable de estar frágil. No sé que párpado pesa más, no sé que instancia juzgará mi arrepentimiento. Esta pupila que está estrechamente ligada a tu recuerdo a esa presencia infinita que no se larga, que se presenta y está pegada a una sonrisa estúpida como esta pupila apretada que muere lentamente.
Me estoy tirando al infinito y estoy cayendo en ese frío insobornable, en esas rosas con espinas dulces que me lastiman con todo el deseo de sangrarme frívolamente. Están cayendo varios pedazos de mi alma, caen, caen sobre ti. Tus párpados están pegados mirando todo lo que no es parte de esos rotos. Tú sonríes con tus dientes, con tu alma puesta. Mis sensaciones se están partiendo, las comes en una galleta agridulce, las masticas y sólo son una maza de harina babosa.
Con la pupila pegada a ese deseo inescrupuloso y con cada uno de estos cabellos que se me están complicando, se me están enojando. Pupila, pupila… dame una sonrisa, engáñate con esta verdad soluble. Mírame estos ojos. Pegados a esa desnudes (divinidad mía).


domingo, 4 de octubre de 2009

...

Tu imagen se disipa a cada recuerdo

y se enciende a cada mirada.

Como garúa

viene a humedecerme

vienes sutilmente

a empapar mis sutilezas.

Es sólo una uña

esa que te impide

emitirme un sonido

abrazarte a mi frío.

Pero, es un disparo

ese que ataca

tus sombras

y las mías.

Mírame

este ojo/esta pestaña/ esta nariz/ este pedazo de piel

como he visto

tus dientes inferiores/ tu imagen detenida/ tu mirada de espera

sabiendo que su belleza/tu belleza/ mi belleza

sabiendo...

conociendo.