Hay un satanás que ilumina mi mirada.
En estas noches de octubre y noviembre
se me hacen más rojos los labios y menos fulguradas
las profundas bocanadas de este fuego profundo.
Mírate el corazón derecho
mira mis hombros
y pierde para siempre la exclusividad.
Se ha roto la fuerza de mi continuidad
y la perversa manía de alargarme las faldas.
Camino el largo trecho del zanjón
tus pasos han quedado como sombra
sombra que no reconoce
que no sigue este cuerpo en soledad,
este cuerpo de costumbres.
Este satanás no me atormenta, me aplaca.
El camino que transcurro
me despoja de estas sombras continuas y perseguidoras.
Se ha terminado la voz de mis respuestas ausentes.
Se ha roto la fuerza de mi continuidad
y la perversa manía de alargarme las faldas.
Dentro del ataúd yacen esas voces esperanzadoras
esos ojos iluminados.
Estas nuevas pupilas
están amando los infiernos más profundos
ya no quieren distinguir entre verdades o por qué (s).
Han renunciado a los ajenos dilemas
han dividido el alma entre felicidades y tormentos.
Han abierto mis cartas para escribir estos recuerdos
los he sellado con un beso y mi sonrisa más ausente
(mi sonrisa más presente)
y te vi
y te dejaré ir.
(mi pupila más quebrada)
2 comentarios:
Interesante poesía. Persevera.
Saludos...
Thnxs. Lo haré
Un abrazo
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