viernes, 19 de junio de 2009

Un cristal, un vidriecito.

Hay momentos donde parece que todo es demasiado. Un incesante escape se te aproxima. Pero, aparece la banderita blanca, una sonrisa, unos ojos y una palabra que te indiquen que hay alguien esperando volverte a tener, esa fuerza de cristal enteramente antagónica (tan fuerte y frágil) aún habita adentro, sobretodo, de tu alma y estas regresando. Ese incesante ir y venir. El vidrio del alma más fuerte que antes, curada, sin más astillas, sin más quiebres. El reflejo de tu propia sonrisa en tu cristal y olvidar que aún hay gente que tiende la cama todos los días que se enoja porque la pasta dental no ha sido apachurrada en orden ascendente.
Retornaré con mis zapatillas rotas, son mis heroínas. Regresaré, mi cristal se ha reunido y aunque hay unas inexorables líneas, el sonido del mar las volverá invisibles y las aplacaremos cuando me vea en su reflejo.


2 comentarios:

Anverso de un verso dijo...

Creo que nada es demasiado, todo es relativo, y nadie, a mi parecer, querrá volver a tenerte, pues previamente han debido poseerte, pero ¿cómo? Tal vez las metáforas o el sentido figurado me han sido negados siempre para el entendimiento, quizás porque temo no ser frontal. Mas déjame expresar que nunca pertenecemos a otro u otros, ya que si nos quieren de verdad, pues nos dan libertad...

Déjame seguir leyéndote... mi silencio será mi aplauso hacia ti.

Bea Rescue dijo...

Si no estas, no hay ni libertad. Creo que hay muchas cosas que son demasiado, si no existiera ese extremo todo sería terrible. no creo ke alguien pueda otorgarte la libertad, nacemos libres por eso creo todas las teorías sobre la igualdad, se tuvo que luchae por demostrarlo (aunque todavía se kiera limitar este derecho) Por último querer pertenecer a alguien es algo así como una frase que escuche en una pela de Godard
"Llegar a ser inmortal y luego morir"
Pos io te dejo seguir leyendome, claro que sí!! Bueno, nos estamos leyendo, entonces.
Un abracito.